[vc_row][vc_column][vc_column_text el_elemnt_style_colors=»{‘text_color’:»,’link_color’:»}» el_uid=»5cc71b9f0924c»]La dinámica del mercado funerario está cambiando a favor de modelos más responsables ambientalmente. Los métodos tradicionales como el entierro y la cremación emiten altas cantidades de CO2 hacia la atmósfera. Alrededor de 97 y 27 kilos de dióxido de carbono, respectivamente. La enorme huella ecológica que generan estos procesos obligan a revisar y plantearse nuevos procedimientos para la gestión de cadáveres.. La resomación es una nueva técnica capaz de reducir hasta un 35% las emisiones de CO2.
La resomación o hidrólisis alcalina es una alternativa a la cremación convencional donde se utiliza agua en lugar de fuego. ¿Cómo funciona? El cuerpo es colocado en un ataúd hecho de materiales biodegradables para luego ser ubicado cuidadosamente en el cremador con agua. Una vez en la cápsula, un sistema de presión vierte una mezcla compuesta de hidróxido de potasio y agua a 170 grados centígrados. La alta presión, alta temperatura junto con el hidróxido reduce químicamente el cuerpo a cenizas en una pocas horas.
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En un mundo donde se agotan los espacios para la inhumación a perpetuidad. La cremación con agua ofrece un enfoque innovador y digno para despedir al ser amado. Además la emergencia sanitaria actual a causa del COVID-19 obliga al desarrollo de nuevas tecnologías que eviten la propagación de enfermedades infecto – contagiosas. Sin duda, la resomación se convierte en una interesante iniciativa que revolucionará la industria funeraria en los próximos años.
FUENTE: World Funeral News, America Exequial.Lat, BBCNews[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
